VISION MAGAZINE
económico fue inmenso, impulsando las industrias y servicios de la ciudad y consolidando la posición de Jaffa como un próspero centro comercial. La colaboración entre profesionales árabes y judíos en el sector de los cítricos continuó. Cooperaron en exposiciones agrícolas, concursos de empaque y compartieron cono- cimientos técnicos para fortalecer el comercio de cítricos de Jaffa. En 1931, se estableció el Consejo General de Agricultura, que sirvió de plata- forma para que ambas comunidades debatieran las políticas agrícolas nacionales. A partir de este consejo, se formó el Comité de Cítricos, compues- to por siete representantes árabes y siete judíos, junto con dos funcio- narios gubernamentales, uno de los cuales presidía. Dentro de este comité, profesionales árabes y judíos traba- jaron juntos en políticas de control de plagas, campañas de marketing y es- tándares de calidad. Esto no significa que no hubiera fricción entre ambos grupos; la hubo; pero a pesar de sus desacuerdos, seguían uniéndose para impulsar su industria. A finales de la década de 1920 y principios de la de 1930, el panorama de Jaffa estaba cambiando. Llegó una nueva ola de inmigrantes judíos europeos, muchos de los cuales invirtieron en el cultivo de cítricos, comprando tierras a terratenientes árabes ausentes, cuyas propiedades habían sido tradicionalmente propiedad colectiva de la aldea. Bajo
el gobierno del Mandato Británico, se desmantelaron las estructuras de copropiedad de la tierra, lo que facilitó estas transacciones. A medida que la propiedad judía de la tierra se expandía, para 1930 las plantaciones de cítricos de propiedad judía supe- raban en superficie a las de propiedad árabe. A medida que aumentaban las tensiones por la tierra y la identidad nacional, la industria citrícola se vio cada vez más involucrada en los movimientos nacionalistas rivales. La naranja de Jaffa dejó de ser solo un producto de exportación preciado para convertirse en un poderoso símbolo de identidad política. Para 1941, la Segunda Guerra Mundial paralizó las exportaciones de cítricos de Jaffa, sumiendo a la industria en una crisis. En respuesta, se convocó una reunión de emergencia en el Alhambra Hall de Jaffa, a la que asistieron unos dos mil productores árabes y judíos. Sentados uno al lado del otro, escucharon discursos en árabe y hebreo, aplaudiendo cada vez que se planteaban preocupaciones compartidas sobre la supervivencia de la industria. La reunión fue un poderoso recordatorio de que, a pesar de todas las divisiones, la industria citrícola seguía siendo la columna vertebral de la economía local, y la cooperación no era solo una aspira- ción, sino una necesidad. A medida que la frágil cooperación persistía a principios de la década de 1940, las crecientes tensiones entre
Archivos del Proyecto de Carteles de Palestina.
Cartel en hebreo que dice: “La cosecha de cítricos es el esplendor de nuestro país y su riqueza”.
“Esta tierra es nuestra”, reza el afiche publicado por el Fondo Nacional Judío.
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