Vision Magazine Latam - Mayo/Junio 2025

Cosecha de cítricos en Jaffa a principios del siglo XX.

El puerto de Jaffa en 1930.

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hasta buques más grandes en alta mar, justo al otro lado de los arrecifes. A pesar de este desafío, el puerto de Jaffa siguió siendo el segundo más activo de la región, después de Beirut, hasta la Primera Guerra Mundial, lo que demuestra la inmensa escala del comercio de cítricos. Entonces, ¿quiénes eran los res- ponsables de los valiosos huertos de cítricos de Jaffa? En sus inicios, los árabes palestinos gestionaban y operaban la industria en gran medida. Introdujeron nuevas tecnologías agrí- colas, como motores de combustión interna, que mejoraron la eficiencia del suministro de agua e impul- saron la producción. Cada huerto estaba supervisado por un bayari , un administrador de huertos altamente calificado que vivía en el lugar con su familia y era responsable de toda la operación del huerto. Si bien la mayoría de los huertos eran propiedad de árabes y estaban gestionados por ellos, existía una notable cooperación entre las comunidades, ya que los propietarios árabes empleaban a trabajadores judíos y viceversa. En cuanto a la exportación, los árabes palestinos controlaban las operacio- nes de almacenamiento y muelle en el puerto de Jaffa, asegurando contratos exclusivos de transporte para la fruta destinada a los mercados británicos. Sin embargo, a medida que el comer- cio de cítricos de Jaffa crecía, un nuevo grupo comenzó a invertir y desafiar el dominio árabe en la citricultura: los colonos judíos. Si bien los judíos palestinos habían formado parte de la comunidad de Jaffa durante mucho tiempo, una nueva ola de colonos judíos proceden- tes de Europa, en particular sionistas, comenzó a llegar a finales del siglo

XIX. Ante el creciente antisemitismo, especialmente en Europa del Este y Rusia, muchos buscaron refugio en Palestina, entre otros destinos del mundo. Con el florecimiento de la industria citrícola de Jaffa, los empresarios judíos vieron una oportunidad y comenzaron a invertir en el sector. En vísperas de la Primera Guerra Mundial, la propiedad judía había aumentado significativamente: un tercio de las 3.000 hectáreas de naranjos de Palestina se encontraban bajo control judío. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, los británicos buscaron ase- gurar el apoyo judío comprometién- dose a respaldar el establecimiento de un “hogar nacional para el pueblo judío” en Palestina, un acuerdo que posteriormente se conocería como la Declaración Balfour. Esta promesa se debió en parte a las creencias antise- mitas de los funcionarios británicos, que asumían que las comunidades judías ejercían una importante influencia global. Al mismo tiempo, los británicos también se habían comprometido con los árabes pa- lestinos respecto a su propio estado

independiente, lo que generó expec- tativas contradictorias. Al finalizar la guerra, Palestina quedó bajo mandato británico por la Sociedad de Naciones (precursora de las Naciones Unidas). En esta nueva era, las tensiones entre las comunidades judía y árabe comen- zaron a intensificarse drásticamente. Sin embargo, a pesar del auge de los movimientos nacionalistas, la década de 1920 presenció un período de relativa calma en Jaffa. La industria citrícola, que había sufrido durante la Primera Guerra Mundial, se recuperó y se convirtió en un motivo de orgullo tanto para las comunidades judía como árabe. Con la oferta limitada y la creciente demanda mundial de la preciada naranja de Jaffa, los precios se dispararon, generando importantes beneficios para los agricultores. Pero estos beneficios no solo los obtenían los agricultores. Casi la mitad de la población de Jaffa participaba en al - gún aspecto del comercio de cítricos, desde jornaleros y comerciantes hasta funcionarios fiscales, carpinteros que fabricaban cajas de envío e impresores que producían las icónicas etiquetas de la naranja de Jaffa. El impacto

Al-Manshiyya, un barrio de Jaffa que alguna vez fue próspero, antes de su destrucción por las milicias sionistas.

Las ruinas de Al-Manshiyya después de ser conquistado por la milicia sionista Irgun en abril de 1948.

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