Vision Magazine Latam - Mayo/Junio 2025

Jaffa en 1587, por Jean Zuallart.

El arte de Sliman Mansour ha reivindicado a la naranja de Jaffa como un símbolo de la identidad palestina.

días desde su recolección y, si se envasaban correctamente, podían seguir siendo comestibles hasta tres meses. El momento para esta naranja no podía haber sido mejor. A medida que la demanda mundial de cítricos se disparaba —impulsada por nuevos descubrimientos sobre su papel en la prevención del escorbuto— y el transporte a vapor aceleraba el comercio, los citricultores de Jaffa se encontraban a la vanguardia de una industria en auge. Entre 1850 y 1880, los huertos de cítricos de Jaffa se cuadriplicaron, impulsando el crecimiento económico y demográfico. Para la década de 1870, la población de la ciudad se había duplicado, superando la capacidad de sus murallas fortificadas. Se abrió una segunda puerta para dar cabida a la afluencia, pero en pocas décadas las murallas fueron demolidas por com- pleto a medida que Jaffa se expandía más allá de sus límites históricos. La industria citrícola se había convertido

en el pilar de la economía de la ciudad, transformándola de una tranquila ciudad de provincia en una próspera ciudad portuaria. A finales del siglo XIX, Jaffa exportaba alrededor de 10 millones de naranjas al año a los mercados de Inglaterra, Turquía y Egipto, llegando incluso a la mesa de la reina Victoria. La famosa marca “Jaffa” que muchos reconocen, surgió durante este auge citrícola inicial, aunque no necesaria- mente de un grupo que uno esperaría. En 1869, los Templarios Alemanes, una sociedad cristiana cuyo propósito era fundar un reino espiritual de Dios en Palestina, estableció una colonia en Jaffa. Inicialmente centrados en la agricultura, secaron pantanos, plantaron huertos e introdujeron téc- nicas agrícolas modernas que no solo mejoraron la producción de cítricos, sino que también sirvieron de modelo

para los colonos judíos posteriores. Junto con sus avances agrícolas, los Templarios invirtieron en naranjales y comenzaron a exportar naranjas shamouti bajo la marca “Jaffa”, con - solidando la reputación de la ciudad en el comercio mundial de cítricos. Con el auge del comercio de naranjas “Jaffa” se produjo una afluencia de riqueza. Jaffa se estaba transformando en una ciudad moderna con nuevos edificios e instituciones. Era la segun - da ciudad más importante de Palesti- na, después de Jerusalén. Sin embargo, mientras la ciudad evolucionaba, su puerto permanecía subdesarrollado. La costa de Jaffa, con sus aguas poco profundas y arrecifes rocosos, imposibilitaba el atraque de grandes barcos. Así pues, para transportar las naranjas, se cargaban pequeñas embarcaciones llenas de naranjas en sacos de arpillera y se transportaban

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