Vision Magazine Latam - Mayo/Junio 2025

VISION MAGAZINE

Allendes “Queremos que vean a Chile y Perú como un solo gran proveedor de fruta premium” El productor que desafió el modelo tradicional y creó una de las exportadoras más grandes de Chile, habla sin filtros sobre el futuro del negocio frutícola. Cuestiona el descontrol en la venta de genética, anuncia nuevos pasos en Perú y lanza una advertencia: si la cereza quiere volver a brillar, el sector debe repensar su estrategia. PRESIDENTE DE GESEX Cristián

Por Danilo Phillipi Fotografía: Ignacio Pérez

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ome asiento, por favor. Don Cristián lo recibe en cinco minutos, ¿se le ofrece un café o un vasito de agua?...

les. La ausencia de cortinas permitía distinguir la fisonomía de un hombre de edad mediana, inclinado sobre un gran escritorio negro colmado de papeles. Hablaba de manera elocuente frente a la pantalla de un Macbook. —Vengo saliendo de una reunión con el gerente de administración y finan - zas de Gesex… estábamos tratando temas urgentes de Defrusa, la empresa que tenemos en Perú —me dirá cinco minutos más tarde, luego de invitarme a pasar a su despacho. Después de nuestra cita, su agenda proseguirá con nuevas reuniones, la supervisión de los packings de uvas, un recorrido por sus campos repar- tidos entre Paine, Calera de Tango y Melipilla, gestiones para SNA Educa, continuar con la restauración de su

hermosa casa de adobe, y, finalmente, el placer: olvidarse del mundo para sumergirse en su pasión corralera, que cultiva desde que era adolescente y lo ha llevado a disputar tres Champion de Chile. Pero lo normal es que el día de Cristián Allendes parta acá, en las oficinas de La Hornilla, en Paine, la frutícola que fundó junto a su padre y su hermano en 1986. A solo dos cuadras está su hogar, que comparte con su señora, Isabel Munita Ariztía, sobrina del fallecido empresario y dirigente gremial Ricardo Ariztía. Sus hijos, Cristián, Benjamín, Francisco, Juan Pablo y Catalina, volaron del nido hace rato. Sin embargo, hoy los cuatro varones lo secundan en la empresa familiar.

Faltaban todavía quince minutos para las 11 de la mañana, la hora acordada con el protagonista de esta entrevista. Algo impaciente por el calor matu- tino, y luego de repasar uno a uno los galvanos dispuestos cuidadosamente en el hall, salí para esperar en los generosos jardines que rodean las oficinas de la empresa. Absorto en los trinos de las aves y en la contempla- ción de una vegetación exuberante, de pronto mi mirada se detuvo en un enorme ventanal que dominaba una de las alas de la casona de líneas colonia-

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