Puntos de Vista
LA PRIMERA PIEDRA DE TRUMP
Por Sebastián Valdés Lutz Director de empresas agroindustriales
H
ace algunas semanas el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, comenzó a ma- terializar algunas de sus
sus países vecinos, y dar uno que otro golpe al mentón para sostener el peso geopolítico de Estados Unidos (y el propio dentro de su país), son otros de los argumentos que se esgrimen para apoyar el cobro de nuevos aranceles a sus socios comerciales. Si bien la defensa norteamericana declara estar protegiendo el patri- monio productivo, social y político de Estados Unidos, victimizándose por los supuestos abusos y excesos a los que está expuesto en el marco actual de sus relaciones internacionales, el total descuido de la forma, y la arbitrariedad en la elección de los sectores y productos afectados por sus aranceles, sugieren buscar otros motivos que justifiquen mejor tal comportamiento. La imposición unilateral de castigos, que subyuga al débil y menosprecia la ecuanimidad, más parece una agresión consciente para romper el orden actual y cons- truir uno que potencie la asimetría de poder que tiene Estados Unidos. Si bien la sumisión factual de una nación menos poderosa termina siendo frecuente en su relación con otras que lo son más, ninguna de ellas quiere ser domesticada por la fuerza. La ausencia de agasajos y el exceso de exabruptos terminan predisponiendo a cualquier nación a defenderse con rebeldía, y el sentimiento lo compar- ten transversalmente autoridades y ciudadanos. Un arancel arbitrario
promesas electorales, gravando con sendos aranceles las importaciones provenientes de sus principales socios comerciales. Un 25% de arancel para Canadá y México, y un incremento de 10% en la tasa para China fueron las primeras medidas, dejando para abril la implementación de un arancel mínimo universal de 10%, que fue el que afectó a prácticamente todos los países de Latinoamérica, excluyendo solo a Nicaragua (18%) y Venezuela (15%). El presidente Trump les otorga a sus medidas la facultad de curar una serie de males que afectan a su nación, aunque muy pocos de ellos tienen a los aranceles como medicación reco- mendada en términos estrictamente técnicos. “Estimular la industria doméstica y equilibrar la balanza comercial” solían ser argumentos de los 60’ en favor de esta clase de medidas proteccionistas, aunque por décadas la mayoría de los economistas invalidaron su real efectividad y cancelaron esta clase de trabas para, por el contrario, fomentar la creación de valor desde la sana competencia asociada con el libre comercio internacional. Detener la inmigración ilegal, el tráfico de fentanilo desde
no solo ocasiona una respuesta equivalente en el agredido, sino también engendra una antipatía equivalente en los consumidores de la nación afectada y en sus decisiones de consumo. Nadie quiere comprarle productos al agresor. “El miedo atrae lo que temes” y en su afán por sostenerse en el centro geopolítico mundial, Estados Unidos puede fomentar las empatías por su rival y anticipar su derrota en esta competencia de gigantes. El cerrar puertas y encumbrar paredes dificulta el paso en los caminos habituales que usa el comercio internacional, pero también estimula la búsqueda
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