Reportaje
HORACIO BERRÍOS: “Este año en Olmos nos quedamos sin agua”
Horacio Berríos, reconocido consultor y asesor agronómico con vasta experiencia en la industria de paltos y cítricos, analiza los principales riesgos que enfrenta la agroindustria peruana en un contexto de cambio climático. Berríos precisa que los productores del norte del país enfrentan un riesgo climático mayor que los del sur. En regiones como Piura y Lambayeque, las lluvias intensas se han vuelto cada vez más frecuentes, lo que afecta de manera significativa los cultivos. “Cada vez que hay una temporada de lluvias más intensa de lo normal, el norte es el más golpeado. Las lluvias son tan fuertes que, en muchos casos, provocan inundaciones que dañan los cultivos”, indica. El caso de la palta es un claro ejemplo de cómo las inundaciones y la falta de agua afectan la producción. “En el caso de Olmos, la zona enfrenta un riesgo de inundaciones recurrentes. Ya en 2017 y 2023, muchos campos se inundaron, lo que causó la pérdida de plantas”, dice. A pesar de esto, las agroindustrias de la región han comenzado a implementar medidas para mitigar estos riesgos, como sistemas de drenaje y el uso de bombas para evacuar el agua acumulada en los campos. En contraste, "en Olmos nos quedamos sin agua del proyecto
de irrigación a fines de octubre. La palta consume mucha agua, y cuando el suministro se agota, la fruta no crece adecuadamente, lo que compromete su calidad”. Para contrarrestar estos eventos, muchos productores han recurrido a pozos de agua, aunque estos son costosos y presentan otros desafíos, como la salinidad que afecta el cultivo. Un factor climático adicional que preocupa a los agricultores es el aumento de la radiación solar. Berríos explica que la radiación ultravioleta ha aumentado en los últimos años, lo que afecta la fotosíntesis de las plantas y, en consecuencia, su productividad. A pesar de los desafíos, Berríos resalta que la agroindustria peruana ha mostrado una capacidad notable de adaptación. La tecnificación y la capacitación de los agrónomos peruanos han sido clave en este proceso. Además, destaca la importancia de la gestión del agua en la producción de paltos. “Por muchos años se pensó que el palto era un cultivo muy demandante de agua, pero en los últimos años hemos aprendido a ser más eficientes en su uso, implementando tecnologías que permiten un consumo más adecuado del recurso hídrico”, concluye.
calidad de fruta, lo notan, el evento habrá culminado cuando disminuya el estrés abiótico y se incremente la humedad atmosférica. La alta radiación solar continuará, porque ello es otro evento; cabe mencionar que se ha tenido que ampliar la escala de radiación UV”, dice. Según explica, además de los cono- cidos fenómenos de El Niño y La Niña, existen otros eventos anómalos poco estudiados como el Evento Degollador –o Ai Apaec, mal llamado El Niño Costero– y el Año de San Andrés o Llampayec. Este último se caracteriza por vientos intensos y prolongados que generan un estrés severo en los cultivos, y cuyo efecto se extiende por años. “Las alteraciones son a nivel del tiempo atmosférico, ciclos cortos de calentamientos y enfriamientos como lo fue 2024 y lo será 2025, con mayor número de friajes y un clima especta- cular para incendios de toda índole en todo el continente”. La falta de herramientas predictivas agrava la vulnerabilidad del sector. Osorio lamenta que, si bien existen agencias como SENAMHI o ENFEN, “muy buenos en pronósticos del tiempo, en clima no llegan a una predicción de 60 días, insuficientes
para anticipar respuestas de plantas en fisiología y sanidad. La información dada es muy valiosa, pero necesitan trabajar mucho la parte productiva. Reconozco el esfuerzo de proporcionar información agroclimática, pero es aún muy genérica para la toma de decisiones”. El caso es que en Perú todavía no se ha logrado una articulación eficiente entre el conocimiento climático y la toma de decisiones agrícolas. “A nivel de empresas, sí han respondido muy bien, al trabajar el estrés abiótico en forma oportuna, estrés que no ha disminuido luego de El Niño 2023, pero lograron mejores cosechas gracias al buen trabajo. Este no ha sido el caso de los pequeños y medianos agricultores que siguen sufriendo las consecuencias tanto en rendimiento como calidad de fruta cosechada”, dice el experto agroclimático. SEGUIR EVOLUCIONANDO ¿Esta realidad llegó para quedarse? Rafael Ibarguren, CEO de Agrícola Don Ricardo, reconocida empresa iqueña, responde: “¡Seguro que sí! Nuestra industria, en línea con todos nuestros competidores mundiales,
necesita y requiere estar en constante evolución, adaptarnos a los cambios que el mundo exige es nuestra carta de supervivencia”. Reconoce que los retos del clima hoy incluyen un abanico mucho más amplio: no solo El Niño o La Niña, sino también eventos como el Yaku, los friajes, las lluvias de gran intensidad y otros fenómenos inéditos, “que son nuevos en nuestro día a día, trayendo consigo enormes retos de manejo en nuestra industria”. Para Ibarguren, la respuesta está en la innovación. Desde la búsqueda de nueva genética hasta la mejora de las técnicas de postcosecha, pasando por el uso de inteligencia artificial, sensores remotos y materiales de empaque más eficientes, reducción de pesticidas, todo apunta a mantener la competitividad, y a la búsqueda de un producto seguro y de calidad superior. “Hoy tenemos a la mano una enorme cantidad de data, que con un buen proceso y análisis nos dará condi- ciones de continuo avance. Nuestra ubicación geográfica así lo exige, esta - mos muy lejos de nuestros mercados, lo cual nos exige altísima calidad para lograr fruta con vida de anaquel. Este reto nos llevó a trabajar con la mejor tecnología en todo nivel”, dice.
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