Vision Magazine Latam Nº30 - Julio/Agosto 2025

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conclusiones, debe participar en su construcción. 2. Parte con preguntas, no con respuestas Si entras con una solución comple- tamente definida, la conversación se apaga. En cambio, presenta los puntos de tensión, lo que no se sabe, las hipótesis. Abre el espacio para reflexionar. Tu rol es facilitar el diálogo, no dominarlo. Crea sesiones que partan desde la incertidumbre, no desde la certeza. Invita a explorar. Deja que la lógica se construya en la sala. No estás perdiendo control, estás generando inteligencia colectiva. Tu equipo es más capaz de lo que imaginas, si le das la oportunidad de demostrarlo. 3. Haz que el mandato estratégico sea claro Las ambiciones pueden inspirar, pero también deben ser concretas. Las definiciones estratégicas —metas y lineamientos— no pueden ser inter- pretables. Deben mostrar claramente los espacios de acción y las reglas del juego. Para eso, necesitas mandatos estratégicos: aquellos que fijan los pa - rámetros para la toma de decisiones: qué debe lograrse, cómo debe hacerse y, tan importante como eso, qué está fuera de la mesa. Y no necesitas frameworks sofisti - cados para lograrlo. Solo necesitas las conversaciones correctas, discusiones honestas, prácticas, con los pies en la tierra, donde el alineamiento se construye no sobre eslóganes, sino sobre entendimiento compartido. Cuando las personas tienen claridad sobre el mandato, avanzan con confianza. El liderazgo no se trata de tener todas las respuestas. Se trata de abrir las preguntas. No para siempre. No con todos. Y no sin estructura. Pero sí con la suficiente sabiduría e intención para desarrollar la altitud colectiva que tu negocio necesita para enfrentar lo que viene. Porque la estrategia no se fortalece en soledad. Se fortalece con reflexión compartida. - Ximena Jiménez es consultora en estrategia y fundadora de LITup. Acompaña a líderes en procesos de transfor- mación estratégica.

Lo que muchas veces parece un equipo que “no piensa estratégicamente” es, en realidad, un equipo que nunca fue invitado a esa esfera de reflexión.

Así es como se construyen techos sin querer. No porque el equipo no pueda crecer, sino porque el liderazgo ha limitado inconscientemente hasta dónde puede llegar su pensamiento. EL CAMINO A SEGUIR: ABRIR EL ESPACIO DE REFLEXIÓN La estrategia no es solo un producto. Es un proceso. Una conversación. Una serie de decisiones bajo incertidumbre, guiadas por principios compartidos y debate reflexivo. Cuando los equipos son incluidos en ese proceso —no solo para recibir conclusiones, sino para aportar pensamiento— comienzan a ver el negocio de otra manera. Desarrollan la capacidad de desafiarse constructiva - mente, de plantear dilemas estratégi- cos, de cuestionar supuestos antes de saltar a las soluciones. Es ahí cuando la altitud aumenta. No porque el CEO empuje más fuerte,

sino porque todo el equipo empieza a escalar junto. No necesitas bajar tus expectativas ni comprometer tu ritmo. Pero si quieres que tu equipo piense y actúe estratégicamente, necesitas hacer espacio para que suban contigo. Eso implica intencionar cómo, dónde y con quién construyes la estrategia. TRES CAMBIOS QUE MARCAN LA DIFERENCIA 1. Identifica correctamente los espacios de reflexión Las conversaciones estratégicas ocurren en distintos niveles: corpora- tivo, de negocio, funcional y trans- versal. Cada uno se construye sobre el anterior y alimenta al siguiente. Lo más importante es la claridad: ¿Quién tiene agencia sobre el tema? ¿Quién será responsable del resultado? ¿Quién puede moldear las decisiones? Si un equipo debe actuar sobre las

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